lunes, 21 de mayo de 2012

viaje al quicio

Ahora que la música ronca se sumerge de nuevo bajo la espuma
invulnerable ráfaga entre el polvo de los muertos
transforma su figura en un amor irreversible
que sin sombra agazapado tras la vela que ilumina
los favores de su amparo entre sus brazos, y me dijo:
"...no me llevo la luna por pena de la noche que se quedaría a oscuras
vengo a llevarte a tí con tu permiso, a la ternura
del que como tú, vichó confundido su futuro
y ahora solo sueña que sus sueños nada auguran...".
Ahora que nuestro silencio alivia sinrazones
ya la noche ni hiere ni muerde mano alguna
sigo fugaz al viejo cabalgante que ya escapa
por la ventana que enmarcaba la tristeza en mi figura.