domingo, 7 de julio de 2013

me voy yendo del poema

Una silueta se desmarcó de la oscuridad,
en medio de la nada, y hablamos de todo un poco
(aquí no había tiempo ni sexo). De repente, me abofeteó.
Vestía con palidez y sus ojos reflejaron odio.
En el desconcierto sentí náuseas,
los oídos comenzaron a sangrar, nariz y boca.
La silueta preguntó mientras se alejaba:
¿así tienen que ser las cosas?
...y no puedo olvidar su mirada de odio.

Las heridas no sanarán,
la pus rezumaba en una infección crónica,
mi muerte ya solo dependerá
de la resistencia del corazón.

Hay veces donde todo me parece un sueño,
pero no mi sueño sino el de otro,
y yo participo en él. Cuando este otro despierte:
sentirá vergüenza?

Y estos fueron los últimos runrunes:
"un poco de color le dará un aspecto más saludable"
"un poco de perfume...aunque siempre prefirió su olor corporal".