martes, 14 de mayo de 2013

de obitus I


Y de eso se trataba y de eso se trató,
pasar simplemente del No y poder concluir: Acepto.
Ese es el viaje.
Fue entonces cuando la vi de nuevo
y me alegré mucho pues murió hace tiempo,
o tal vez hoy, o quizás vaya a matarla dentro de un rato?
Tenía un olor extraño, como a muerto
pero no era ella sino yo.

Enmudecido, en el silencio me rodearon de cortinas
y todo se repetía una y otra vez, pero ésta
en la realidad donde los dioses cagaron
el líquido amniótico de mierda que nos protege
del espacio infinito..."lo llamaremos tiempo"
dijo el primer traidor portador del mismo
"y servirá para olvidar".

¿Y qué más me puedes contar? No te pienso creer.
Comencé a flotar como sobre un mar con techo.
Te creo, no me digas nada.
Y así fue como me conocí, en un instante eterno
sin dioses ni cielos, negando rotundo un No
a la invitación del sueño.
Ya las noches no llevan a los días
y frías disonancias me columpian a ayer
y a hoy y a mañana, en ese instante
en el que siempre estamos esperando el gesto
que nos conduzca de manera irreversible a comenzar a vivir.

3 comentarios:

Airun dijo...

Señor Molero, felicitaciones por el escrito. Me ha gustado mucho el relato , su título, la historia en sí.. Has hecho un buen maridaje...

Anónimo dijo...

Gracias fran por compartir estos relatos con los demas, de tu compañero de canasterismo ........es un disfrute leer tus textos un cordialisimo saludoooo!!!


Anónimo dijo...

yo voto por el olor a vida.
me gusta leerte.